Los sucesos vividos en Ecuador, son suficientes para ser catalogados como una crisis, ciertamente precisa es la palabra que ha utilizado el Presidente de Ecuador, Rafael Correa, para describir los sucesos ocurridos en su país a raíz del intento de golpe de Estado contra su gobierno.

“tristeza, una honda tristeza que deviene en el más profundo y unánime rechazo por parte de todos quienes confiamos y adherimos a los valores democráticos, al respeto al estado de derecho y a la soberanía popular como principios inclaudicables”. Lo sucedido nos duele profundamente a todos los demócratas del mundo entero, pero especialmente a los latinoamericanos, que hemos sido testigos del dificultoso camino por el que ha transitado la región en los procesos de consolidación democrática en la mayoría de sus países. Una vez más, la solidaridad internacional es imprescindible, pues el repudio a los intentos golpistas debe ser una sola voz, fuerte y clara.

Junto con ello, sigue pendiente la tarea de construcción cotidiana de una cultura democrática arraigada en una ciudadanía activa, que vuelva cada vez más infructuosas tentativas deplorables como la acaecida en suelo ecuatoriano.

El accionar del presidente del Ecuador, para hacer frente a los revoltosos, a sido apoyada por sus homólogos, pues consideran que un intento de golpe de Estado, es un golpe a la democracia del país, incluso se había pensado en adelantar las elecciones, para calmar en parte estos sucesos.